
El uso del mármol, tanto blanco como de color, en la antigua Roma fue un fenómeno relativamente tardío, pero demostró ser mucho más duradero, por lo que la estética del mármol romano influyó en la historia de la arquitectura en todo el mundo occidental.
Con la expansión y consolidación del Imperio Romano a mediados del siglo I AC y el consiguiente acceso a nuevas canteras, pero también gracias a la explotación del mármol blanco de Carrara (el antiguo Luni) en el norte de Italia, que todavía se extrae hoy, este material ya no solo se usaba para edificios públicos en Roma.
El resplandor del color de los mármoles de colores era ahora un símbolo de estatus buscado en residencias privadas y villas de lujo pertenecientes a las clases altas romanas. Cualquiera con aspiraciones tenía columnas de mármol de colores en su casa, así como pisos y paredes cubiertas con brillantes paneles de mármol de color pulido idénticos a los del interior de un templo.
Con el tiempo, el uso del mármol de colores se volvió más y más sofisticado, al igual que la manera en que los artistas interpretaron su materialidad y color. La era vio la experimentación con todo tipo de nuevas técnicas, como aplicaciones de mármol o incrustaciones decorativas, esencialmente una especie de “pintura en piedra”.
Para instalar un piso de mármol, el proceso es muy similar a la forma de instalar los materiales cerámicos, sin embargo, hay varias cosas que hacen la diferencia en su instalación.
Esto depende del instalador, algunos presentan primero las placas de mármol para seguir el diseño y así lograr cumplir con el mismo. De acuerdo al despiece del piso se puede empezar en varios lugares del espacio, desde el centro, hasta los extremos para así cumplir con los planos y diseño.
Para la colocación del mármol se utiliza pueden utilizar distintos tipos de pegamentos:
- Una capa gruesa de cemento en la base o área donde se vaya a instalar
- Se utiliza una capa fina de adhesivos con carácter polímero.
- Se utiliza mortero cemento arena en proporción 1:4.